La manipulación informativa y el mito de la objetividad

Como bien afirmó Heisenberg “El propio hecho de la observación altera al observador y a lo observado”.

Es indudable que para el desarrollo de la democracia en cualquier país se requiere de los medios de comunicación. El derecho a la información, el respeto a las libertades informativas, la divulgación de las variadas opciones políticas e ideológicas, el derecho y el respeto a la divergencia y el debate, no se harían factibles si no tuviéramos Mass Media. Pero, por otra parte, estos mismos rompen en numerosas ocasiones la imparcialidad y establecen dentro de la información una marcada ideología propia. Tan pronunciada, que llega incluso a rozar lo inimaginable.

Es más lamentable todavía si algunos medios hacen nacer un conflicto, lo alimentan y dejan que muera hasta que ellos mismos lo permiten.  En este caso, la democracia y los ciudadanos nos convertimos en víctimas de lo opuesto al periodismo: la desinformación.

Según el código deontológico del estilo periodístico, el informador debe ser objetivo e imparcial a la hora de redactar la información. La imparcialidad consiste en no posicionarse a favor o en contra de la información que estamos cubriendo. El periodista no debe imponer su opinión al lector ni influirle. Por tanto, daremos a nuestros lectores toda la información para que ellos mismos formen su propia opinión. Asimismo, daremos voz a todas las posturas implicadas en un tema para que den su versión de los hechos, aunque personalmente no estemos de acuerdo con alguna de ellas.

Un apunte imprescindible a tener en cuenta: no confundir parcialidad con subjetividad. Ésta última es la propiedad del sujeto y no debemos olvidar nunca que quien escribe es un sujeto, una persona, por muy impersonal que se intente escribir. Aún así, se debe ser lo más objetivo posible a la hora de transmitir datos e informaciones veraces y actuales. Para dar cabida a la subjetividad ya existen los géneros de opinión.

Adentrándonos en lo que a cadenas de televisión española se refiere, en nuestro país es algo más difícil encontrarse con profesionales que hagan de la neutralidad el lema de su actividad laboral. Se hallan grandes ejemplos de periodistas (todos bien conocidos) que se aplican aquello de “defender a capa y espada” sus principios políticos y morales. Grandes profesionales de alcance nacional, cuyas opiniones son difundidas a una extensa masa de consumidores de la información, olvidando que ellos mismos crean opinión.

Algunos claros ejemplos de cadenas parciales son: en el caso de la cadena catalana TV3 podemos observar un claro objetivo de la defensa de la entidad nacional. Se marca el uso exclusivo del catalán en los diversos programas de la parrilla, de esta forma contribuyen de manera decisiva a la normalización lingüística y cultural de Cataluña. Algunos ejemplos que verifican estos datos se encuentran dentro del libro de estilo de la cadena.

Por lo que respecta a Telecinco, la cadena de Basile intenta posicionarse como un medio neutral, aunque desprende claros tintes de derecha.

Antena 3, puede ser la cadena de televisión que más se asimila al modelo de comunicación de la cadena inglesa BBC, pero los criterios editoriales de ambas no son exactos porque en la mayoría de sus informaciones provienen de una ideología concreta.

En relación con TVE puntualiza su tendencia política  a través de sus programas como, por ejemplo, “59 Segundos”, un programa de debate en el cuál no existe el equilibrio entre los invitados de los numerosos partidos.

La cadena de la Comunidad Valenciana posee una línea editorial próxima al gobierno instaurado en la ciudad de Valencia, pues no hay telediario en el que no comenten noticias sobre la Generalitat y su correspondiente presidente.

Por último, La Sexta y Cuatro poseen una clara tendencia política que no enmascaran al público. Podemos observar este hecho en los telediarios de las cadenas, que se nutren de las declaraciones del partido contrario para hacer una campaña “agresiva” contra ellos.

En definitiva, los medios de comunicación juegan un papel definitivo en el progreso y desarrollo de la sociedad hacia nuevas formas de organización, ya que la difusión de la información tiene implicaciones en la educación, los modos de pensamiento, la cultura y los estilos de vida; por eso es de vital importancia la intervención del Estado en los distintos medios que llegan al sujeto pasivo de la información, para garantizar no sólo el ejercicio idóneo de la profesión del comunicador, sino también la difusión de la investigación, la imparcialidad y veracidad de lo que se transmite.